Ser valiente no significa no tener miedo.
Ser valiente es saltar por encima de quien te mantiene contra las cuerdas, cuando la presión del miedo se convierte en adrenalina.
Eso es Carola.
Carola estaba en su casa. Con su dinero, con su familia, con sus cosas,...y un día tomó los mandos de una nave y la convirtió en el refugio flotante de cuarenta personas.
Podía haber estado, como todos nosotros, sentada en su sofá viendo en las redes morir gente que huye hacia ninguna parte, pero decidió que no.
Carola le dio un nuevo significado a la expresión "raza aria". Nos cambió el concepto.
Decidió que ella, siendo rica, blanca y alemana, no iba a permitir que nadie le dijera que no se podían salvar cuarenta vidas sin rumbo. Nadie.
Después de una espera asfixiante como una garra presionando, decidió que ya no era necesario seguir pidiendo permiso. Que el permiso ya lo habían dado esas cuarenta madres que habían parido a esta gente y que les habían soltado al mundo para vivir. No para morir en vida.
Treinta y un años y cuarenta y ocho horas de espera. Treinta y un años y toda su energía puesta en un desafío burocrático internacional. Treinta y un años para dar cuarenta oportunidades e intentar reparar cuarenta vidas rotas. Y así, de repente, la historia nos da la vuelta.
Algunos dicen que traficaba con personas. Traficar es llevar a cabo operaciones comerciales. Y comerciar es obtener beneficios mediante compra, venta o intercambio.
Carola no intercambia nada. Carola tiene y con lo que tiene, hace. Mejora el mundo.
Le ha lavado la imagen a un país cuadriculado, duro, con un pasado oscuro.
Saltando por encima de quien la aprieta contra las cuerdas, siendo mujer, ha atracado en puerto para cambiar las cosas. Y así, de un plumazo, nos ha demostrado que los nazis hoy, son otros.
Saltando por encima de quien la aprieta contra las cuerdas, siendo mujer, ha atracado en puerto para cambiar las cosas. Y así, de un plumazo, nos ha demostrado que los nazis hoy, son otros.