lunes, 27 de noviembre de 2017

LAS ZAPATILLAS BLANCAS

Una mañana me crucé con ella.

Iba elegantemente vestida, con su falda de traje sastre y su camisa abotonada. Perfectamente conjuntados los colores.

En los pies llevaba enfundadas unas deportivas blancas, flamantes, como recién compradas.



En realidad tenían algo más de un año, pero las trataba con tanto cuidado, que parecía levitar a cada paso.

Alguien que la conocía le preguntó de dónde las había sacado y le contó que eran un regalo de sus hijos.

Cada día les llama y, muchas veces, no le cogen el teléfono. Se sabe algo "pesadilla", pero se siente reconfortada al oír sus voces.

Apenas vienen a visitarla y entiende que los nietos prefieran otros pasatiempos, así que no se los reprocha.

El médico le ha aconsejado caminar y sus hijos, siempre en todo, le han regalado esas zapatillas que la llevan a todas partes. Va a la iglesia, a hacer la compra, al centro de salud,...incluso alguna vez se presenta a ver a los suyos después de horas andando y sin avisar. Montada en su nuevo medio de transporte, consigue verles aunque sea con caras largas. Un saludo rápido con un "nada, que estaba de paso pero ya sigo", le sirven para calmar su apego y le hacen más dulce el camino de vuelta.

La observo alejarse, ligera, con su pelo impoluto y su ropa de señora elegante. Cualquiera reiría el contraste de su aspecto, pero se enternece el alma al saber que, en sus pies, lleva conectado el vínculo con los suyos.

domingo, 26 de noviembre de 2017

A SOLAS CON SUS PEDAZOS...

Hoy le ha vuelto a suceder...

El monstruo que vive en sus entrañas ha vuelto a hacer acto de presencia. Ha mordido sin piedad su vientre clavando los dientes de sierra en un ataque sostenido y vil. Sin dejarla respirar. Otra vez...

Se pregunta qué ha hecho mal. Se cuestiona cómo es posible tanta lucha, por tanto tiempo, para sacar ese parásito hiriente de su cuerpo...y se viene abajo. No entiende este castigo por ser mujer. No lo comprende. Fuerte, luchadora...no sabe si este cansancio supone una rendición o un reponer fuerzas para seguir adelante. Para resistir...

Pero hoy no. Está demasiado exhausta. Y puede que mañana tampoco, ni la semana que viene. Realmente no tiene ganas de seguir.

Y aunque una voz interior le grita que debe hacerlo, por ella y por todas las que son como ella, se permite caer. Ya habrá tiempo de levantarse...

Este reto le toca superarlo sola. Nadie puede sostener su dolor: ni el físico, ni el del alma. Ese que la tortura, que no la deja sentirse a la altura. Como si ser más o menos hembra se midiera por un rasero.

Ahora calla...espera a retomar fuerzas para continuar. Desconoce si lo hará resignadamente o con más ahínco. No lo sabe. Y no quiere decidirlo ahora. Sólo desea cerrar los ojos y no sentir nada por un  espacio de tiempo.

Ya se levantará, paciencia...Hoy le ha tocado caer con tanta fuerza, que trata de adaptarse al frío y la dureza del suelo. Al golpe que la ha tirado de bruces.

Y se acuerda de Frida. Y quiere ser como ella regalando a todos su propia imagen de resistencia, aún percibiendo que hoy su cuerpo se le ha roto. Que se rompe un poco cada vez. 

Desde los pedazos, planea sacar la fuerza y volver a ponerse en pie.

Ya lo hará, ya...Puede que mañana empiece...

TALLER DE ESCRITURA. RETO 11: LA METAMORFOSIS.

Te despiertas y no reconoces ni la habitación de la casa. Llegan unos niños que no conoces y te abrazan. Te miras en el espejo y no eres quien creías que eras al acostarte. Luego sales a comprar el periódico y te saludan con un nombre que no es el tuyo.

(...)



El quiosquero se alegra de verme. Se emociona. Casi sollozando me pregunta que cómo estoy. Dice que no se puede creer este milagro. Con lo que he pasado...

Se acerca una mujer joven que se tapa la boca ahogando, sin éxito, un grito:

- Ana, ¿cómo estás?

Estoy soñando. Seguro. ¿Quién es Ana? ¿Quién es la mujer que se refleja en el cristal de la marquesina de enfrente?

Me considero una traidora. Soy una gran farsa. Y ellos me tocan, me abrazan, me transmiten su cariño sin conocerme realmente.

- ¡Te veo estupenda! ¿Qué te dicen los médicos?- . Pregunta la chica.

- La verdadera pregunta es...-añade el kiosquero- ¿cómo se siente uno con el corazón de otro ser humano latiendo en su pecho?...Pobre mujer. Bendita sea por su generosidad y que Dios la compense por su mala estrella. Qué curiosa, la vida.

Si ellos supieran...

jueves, 16 de noviembre de 2017

LA PIARA.

Érase una vez una piara de cerdos que, cuando se unía, salía por el mundo a ensuciarlo todo con sus excrementos. Sin respeto ni pudor alguno, se cagaba impunemente en la vida de los demás.

Bromeaban y presumían de sus actos con otros cerdos que, a su vez, guardaban silencio y reían con gran maldad. Como viejos puercos desdentados.


Pero sucedía que los cerdos no se sabían tal cosa. Creían, ilusos de sí, que eran lobos. Y pensaban que sus manchas de mierda ácida y nauseabunda, eran propias de esta especie regia y hermosa.

En otra parte del mundo existía una lobezna muy confusa. Alocada, rebelde,...creía equivocadamente que era tan solo una cerda. Un día se topó con la piara. No recuerda muy bien cómo, pero acabó untada de mierda por todas partes. La obligaron, incluso, a comerla. Y la dejaron tirada cual cerdo degollado en una esquina del matadero.

Nuestra lobezna gritó valiente de rabia. Dio un paso adelante en nombre de toda la comunidad loba, aún a riesgo de ser juzgada por todos. 

Cuando gritó soltó un aullido. Tan lastimero, tan profundo, que no hubo más remedio que escucharla. No se trataba de un aullido propio, sino uno representativo de todas las lobas heridas. Así descubrió quién era en realidad y animó a otras lobas a romper su silencio.

La piara chilla negando ahora su "hazaña" con un grito repugnante y chirriante, difícil de soportar: que la loba quería, dicen. Que disfrutaba revolcándose con ellos en su mierda, dicen. Y que pareció no importarle que la abandonaran sola, indefensa y despellejada.

Es lo que sucede cuando un cerdo juega a ser lobo...que no sabe hacerlo.

La comunidad cerda también chilla. Chilla que no los quiere, que les repudian. Chillan que no están dispuestos a compartir lodazal y comienzan a entender, por primera vez, lo que es sentir asco. 

Algunos les defienden, aún a riesgo de ser expulsados de su especie y es que...hay quien ni siquiera es digno de ser cerdo.

Ahora debe decidir un juez, pero desconocemos su especie. Y lo cierto es que...omitiendo pruebas de peso y admitiendo otras propias de la Santa Inquisición, nos hace sospechar que estamos ante un cerdo con piel de lobo...

Decida el juez-cerdo-lobo lo que decida, la comunidad cerda rechaza ya a la piara. Y si salen a la calle nuevamente, la comunidad loba, la verdadera manada, los vigilará de cerca. Es posible incluso, que todas las lobas que sean dignas de serlo, aquellas que no permiten que nada las coarte, les enseñen cómo actúa un lobo de verdad. Porque no dudarán en despedazarles a dentelladas para defender a los suyos. Sin mierdas que untar. Sólo a garras y dientes...

Porque una loba herida se lame sus dolores y se levanta. Pero un cerdo que ni siquiera es cerdo, chilla y se revuelca por temor, aún sin heridas.

Que cada uno asuma ahora su papel....y es que el cuento, desde la Edad Media, ha cambiado mucho...




sábado, 11 de noviembre de 2017

LA OFRENDA.

Fue con los suyos a pasear en domingo.

Creyó que se sentaría bajo la sombra de los árboles, pero no fue así.

Cuando llegaron al monte no podía creer lo que se presentaba ante sus ojos. Echó a andar, incrédula, y se separó del coche y su familia, sin saber muy bien qué dirigía sus pasos y hacia dónde.

Se sentó en el suelo, manchando su ropa de negro carbón y ceniza mientras observaba, aterrorizada, con sus ojos de niña.

Sólo había negrura...Sólo olía a negrura...

Escondió el rostro entre sus manos y comenzó a llorar desconsolada. No sabe cuánto tiempo lloró, pero un océano salado brotó de sus ventanas al mundo. No podía parar y no sabía que llevara dentro tanta agua de pena. Pero así era.

Cuando apartó las manos empapadas y abrió los ojos, el paisaje brutalmente asesinado sobre el que se había acomodado era ahora un vergel sin parangón.

Los árboles habían retoñado y podía oler flores nunca vistas en aquél paraje.

Pequeños animales correteaban en un lugar tan virgen que, probablemente, fuera ella la primera persona en pisarlo.

Pellizcó sus brazos queriendo parar el sueño burlón. No despertaba...

Pensó que había muerto de amargura y estaba ahora en el paraíso. Trató de volver por el sendero negro que la había llevado hasta allí, pero tampoco existía ya.

Era otra persona, en otro lugar, con un alma distinta...Entendió que sus lágrimas habían obrado el milagro alimentando aquél suelo yermo sediento de amor y arrepentimiento. Justo lo que emanaba su mar de llanto.

Pachamama había recibido su ofrenda y ahora, clemente y agradecida, con todo su amor infinito, la correspondía.



TALLER DE ESCRITURA. RETO 10: LA ADIVINA...

Cuando salen a la calle después de clase se encuentran a una señora contando el futuro de la gente que pasa por su lado. Nadie le hace caso pero tú te detienes a escucharla. 

Escribe lo que te cuenta...

(...)

¿Pero por qué paro? Si sé que la sugestión me dominará...

La mujer, al saberse escuchada, por fin, me clava la mirada:

- Por favor, tienes que ayudarme.

Me pedirá dinero y sólo llevo los cinco euros del párking, así que musito un "tengo prisa, lo siento".

Me agarra del brazo y vomita su argumento:

- Sucederá algo terrible. Mucha gente morirá y no sé cómo evitarlo.

- Pero...¿cómo podría yo ayudarla, señora?

- Advirtámosles. Lo intenté con los trenes de Madrid, con el accidente de Spanair,...Nadie prestó atención.

- Quizá no estamos preparados. Quizá, simplemente, deba suceder. Yo misma no quiero saberlo.

- Sí que quieres...

Sin voluntad para huir, me atrapan sus predicciones. Y sin saber cómo, me veo junto a ella parando a la gente por la calle. Nadie atiende y temo parecer loca, pero soy portadora de una terrible información que, en horas, cambiará nuestras vidas...