lunes, 11 de noviembre de 2019

YO TE NOMBRO: LIBERTAD

A mediados del 76, un joven tuvo que confesarle a su mujer que llevaba a cabo actividades políticas contrarias al régimen franquista.

Vivían los dos, con una hija pequeña y otra en camino, en una habitación cedida por unos familiares pertenecientes a la Guardia Civil. Es decir, en el cuartel de la Guardia Civil.

Sucedió en época de bombas, protestas y actos varios donde los estudiantes estaban en el punto de mira y el dictador a punto de desaparecer...

Había avisado de que volvería tarde de la Facultad preparando sus exámenes, pero habían pasado demasiadas horas...Su mujer, temerosa de que se hubiese visto en medio de alguna revuelta y con ocho meses de embarazo, no pudo más: pidió ayuda a la familia del joven para que fueran a buscarle.

Cuatro agentes le localizaron en plena madrugada. Dieron con él saliendo de la Facultad cuando aún le quemaban los dedos de acariciar panfletos prohibidos...Por un segundo pensó que le habían descubierto: o le detendrían, o sus camaradas dejarían de confiar en él.

De vuelta a casa fue escoltado con todos los honores y decidió durante el trayecto, que aunque pusiese a su compañera en peligro, tendría que contarle la verdad.

Ella se estremeció al escuchar...una mezcla de culpabilidad ante el peligro de delatarle sin saber y de terror por ser descubiertos, no le dejaba entender que lo que él hacía, también era para el bien de sus hijas.

Amaneció en aquel cuarto con una arenga contenida de gritos enclaustrados por parte de él y con un "Estás loco, te van a matar. Nos fusilarán", por parte de ella. Corazones golpeando el pecho de euforia por parte de él y de terror por parte de ella. Lágrimas en los ojos de ambos...

Como buen profesor supo enseñar la verdad que les ocultaban a alguien que vivía ajeno y protegido por el atronador silencio del miedo...

A partir de entonces él tuvo que demostrar a sus camaradas que no era un topo y que ahora debía llevar a cabo actividades menos arriesgadas, o mantenerse al margen por un tiempo.

Ella le despedía cada día con el miedo cosido en el cuerpo y pasaba horas clamando al cielo para verle de vuelta...

Durante todo ese tiempo yo estuve allí. Y aunque muchos me han mandado a callar porque cuando Franco yo no había nacido, sí que estaba. Dentro de aquella barriga ya era una persona. Me mecía en el calor de mi madre, de la Tierra, de aquél verano...me fraguaron durante aquella batalla.

Desde antes de nacer, supe que no quería regímenes en mi existencia. Que no aterrizaría en este planeta para ver repetir una historia de tanto dolor, muerte y silencio.

Desde anoche puedo sentir de nuevo el latido de la placenta que me alimentaba: de nutrientes y de miedos...

Desde anoche siento que los que están y saben de lo que hablo, pasarán unos días como aquél joven matrimonio, cargado de incertidumbres y temiendo perder la libertad luchada.

Anoche pude sentir que, los que no están y lucharon, se sentían olvidados.

Pero yo no olvido:

No olvido a mi padre.

No olvido la historia.

No olvido la lucha silenciada.

No olvido el miedo tatuado en la mirada.

No olvido que no hace tanto, publicar textos como este podía costar la cárcel en este país. O algo peor...

No olvido que enfrentar a hermanos por pensar diferente es sólo un juego del que manda para no perder su poder.

No olvido hablar con los jóvenes de la historia para que no se repita.

Y, sobretodo, no olvido quién soy.

Rota por la pena de un país que se deja arrastrar por el tsunami de la ignorancia, puedo sentirme tremendamente privilegiada por haber crecido en un ambiente donde el miedo a hablar se superó; donde los niños escuchamos historias y crecimos sabiendo que, todo aquello que nos encontramos, no había sido gratis.

viernes, 1 de noviembre de 2019

A SARA...

Esta es la historia de alguien que empezó su vida siendo un instrumento de trabajo. Una cosa...

De alguien que llegó a olvidar quién era, que se perdió, porque su existencia era trabajo, entreno y encierro. Y algún que otro golpe...

Pasado un tiempo no les importó cederla. Era malhumorada, huraña,...buena en lo suyo, pero desconfiada.

Así que, pudiendo obtener nuevos instrumentos de trabajo, cederla era un alivio. Y una suerte. Sobretodo para sí misma.

En su nuevo destino, otro alguien vio en sus ojos una nobleza olvidada. Apostó por ella y decidió que no sería un instrumento, sino una compañera de trabajo. Y de vida. Fue ahí, en realidad, donde nació...

Empezó, dentro de su rutina, otro tipo de entrenamiento: aprendió, poco a poco, a ser miembro de una manada; a permitir que se le acercaran; a aceptar el espacio abierto de una casa como sitio seguro, sin sentirse obligada a meterse en su jaula porque el mundo y la libertad le daban miedo.

Con su presencia imponente generaba respeto y cierto temor...y no todos la entendían a la primera...

Su tiempo de VIDA fue corto, pero en su última etapa ya se había encontrado.

Se convirtió en un ser de corazón noble y cicatrizado que sólo pedía caricias, insistente, tratando de recuperar el tiempo perdido.

Logró, con su mirada tierna, que todos los que la temíamos conectáramos alguna vez con ella. Se volvió perra, pastora, protectora...Y saber quién era, por fin, le proporcionaba otra maravillosa habilidad.

Poco a poco fue llegando el final de esta historia: envejeció siendo consciente de que vivir en manada no era lo mismo que hacerlo enjaulada.

Fue tratada con respecto y se le concedió el gran privilegio de marcharse con dignidad, con el honor de una loba anciana.

Antes de apagarse, supo que aquella manada que se había creado en torno a ella la había adoptado para recordarle quién era...Le había regalado una segunda vida...y ella, a cambio, les había impregnado con una luz y un aprendizaje que siempre les acompañaría.


sábado, 19 de octubre de 2019

TE AÑORO...

La verdad es que te añoro.

A día de hoy tengo dos años más de los que tenías tu al marcharte, lo que supuso mucho tiempo de desazón, como un punto negro en mi subconsciente.

41...era una difícil cifra.

42...el duelo por haber llegado y seguir. Sin ti...

43...

Echo de menos un reencuentro.

Debates de una mujer adulta y segura con un hombre sabio que ya no está...Debates que nunca se dieron. No en estas condiciones.

Echo de menos tu punto de vista. Hablar sobre lo que está pasando en este país convulso y no llegar a un acuerdo.

Y enfadarnos. Y estar días sin hablarnos pero reconocer, en nuestro fuero interno y a nuestro pesar, que el otro nos ha hecho pensar.

Repasar nuestro concepto de PATRIA, de RAÍZ...y obligarte a darte cuenta de que mi visión no es más que un desarrollo de la tuya.

Reconocer que contigo, del amor al odio hay un paso. Y volver a conocerte ahora, que siento que vibro en armonía conmigo y  mi entorno.

Me enseñaste a ser complicada y a no integrarme por serlo. A sufrirlo...Ahora lo entiendo todo. Gracias por eso....

Te añoro. Habiendo aceptado nuestro destino. Tu destino...Me gustaría escucharte reaccionando a este inicio de guerra entre hermanos, en esa ciudad que nos queda a tres horas, pero que está más cerca de lo que parece. Como siento que está aquella España que heredé, donde votar era una celebración y no un mal circo.

Necesité escucharte cuando se iniciaron los robos a cara descubierta: de nuestros derechos, nuestro dinero...cuando nos introdujeron en un sistema de manipulación calculada y desvergonzada. Y cuando también los tuyos, anclados en su confort, ya no recordaban nada...Y tu ya no estabas.

A veces me pregunto si con los años se apagan los fuegos de ciertas luchas. Me cuestiono si, de haber estado aún aquí, te habrías encogido de hombros, acomodado, o habrías continuado arreglando el mundo desde tu espacio limitado.

Ya no lo sabremos.

Pronto hará 25 años que nos quedamos sin saberlo.

Te añoro...Y te escribo mientras escucho a Ismael cantando "Papá cuéntame otra vez".

Considero, resignada, que nunca me contaste lo suficiente. Quizá porque no te lo pedí lo suficiente...

Nos faltó tiempo para repetir historias pero, sobretodo, nos faltó tiempo para crear otras nuevas.


sábado, 5 de octubre de 2019

CONEXIONES...

No sé cómo explicar ciertas conexiones...

Tengo la teoría, cada vez más firme, de que todo pasa para algo y que todo lo que encuentras en tu camino es una hermosa (o no) CAUSALIDAD. Sólo tienes que aprender a mirar...

Cuando una visita un sitio nuevo procura inmortalizarlo todo con la cámara, pero nunca se obtendrá la fuerza del propio prisma. Lo que te emociona no lo capta un objetivo...Momentos de conexión inmediata que se quedan para siempre en tu ADN...Simplemente magia...

Desde la ventanilla del bus miraba pasar ante mí la vida en las afueras del Cairo. Todo tan parduzco, tan cubierto de polvo, viejo, descalabrado,...alcé la vista y distinguí a una niña en la azotea de su casa. Nos separaba cierta distancia, pero podía verla apoyada en su muro, sosteniendo su móvil. Quizá grabándonos al pasar.
Estaba aislada del mundo por un momento. De ese mundo en el que se avisa de que la niña ya no lo es, marcándola para siempre con un hiyab para delimitar su rostro y, quién sabe, tal vez su vida.
Al pasar ante ella nuestras miradas se cruzaron...levantó la vista de su pantalla para mirarme directamente a los ojos...me obsequió con el presente de una sonrisa a la sombra de su pañuelo y me siguió hasta donde su vista alcanzó. Inexplicablemente, su entorno para mí, cobró luz...Conectamos...

Paseando en calesa por las calles de Aswan, en una de sus noches donde apenas se duerme, un grupo de niños saludaba desde la puerta de un comercio: dos niñas lanzaban besos y daban saltitos emocionadas y un niño esperó a nuestro carruaje para correr hacia mí con su mano extendida.Sólo quería tocarme..sentir el tacto de aquella personita, su mano tan mugrienta y cargada a la vez de aquella energía tan limpia...fue un chispazo que me trasladó a mi lado más humilde. Sólo quería tocarme...No eligió otra calesa, ni a otra persona. Me eligió a mí. Y conectamos....

Intentando abrirme camino en el mercado del Cairo,evitando las miradas y los comentarios de los vendedores, alcancé a distinguir cómo un hiyab se giraba justo a mi paso. Se aparcó ante mí la caricia de una mirada...Sonreía. Era sólo una niña...sentí deseos de quedarme allí clavada sonriendo. De estrechar sus manos sin hablar...Pero la marea humana me arrastró y su sonrisa, techada por su mirada, me siguieron cuidadosamente. Un halo de ternura en medio del caos. Un regalo inesperado. Conectamos...

De camino a mi alojamiento un niño me aborda para que le compre. Me niego. Me sigue hablando, insistente, hasta que me hace reír. Me dice que soy muy guapa y me regala una pulsera. Intento devolvérsela, no la quiero. Me pide que sonría y, cuando lo hago,me dice que ya le he pagado. Me espera desde arriba para decirme adiós agitando los brazos. Me grita: "¡A la vuelta!", y algo en mí vibra con fuerza porque reconozco esa sensación: conectamos...

Nada de esto podía haberlo captado una cámara. Nada. Habría conseguido una imagen difusa y lejana de una niña que sí inmortalizaba el momento; una imagen movida de un niño agarrando mi mano; una imagen de una cara hermosa entre tantas otras; una imagen de la pobreza disfrazada de amabilidad superviviente;...pero ninguna de esas instantáneas, explicarían el lenguaje de sus miradas o el chispazo de nuestros encuentros.

La magia no se puede explicar con nada...vivirla sólo es posible cuando tienes los ojos preparados para ver. Los ojos del alma...

Aceptar los contrastes; no juzgar; mirar con el corazón aún sin palabras...Conectar desde el Amor con otro ser humano y expandir esa vibración...Agradecer. Compartir. Eso es hacer magia...

Me fui a Egipto ya preparada para dar este paso. Ahora que he vuelto, el camino sigue hacia mi interior...en total expansión hacia mi centro. Pero siempre habrá cabida en este camino para compartir. Así que si quieres, sólo si quieres, hacemos algo de magia, y conectamos...



viernes, 6 de septiembre de 2019

BLANCA, LA MUJER DE VIENTO...

Siempre deslizándose a toda velocidad.

Desde niña, adicta al frío que le golpeaba la cara como un bloque de hielo que se amoldaba a cada poro. Adicta a volar sobre el blanco frío...

Rápida como el viento en cada bajada. Con un control suizo en cada llegada, sabe Dios después de cuántas caídas...

En casa tenía un maestro. Con él compartía afición. Era su objetivo, su obsesión: imitarlo, seguirlo, mejorarlo, estar a su altura...La observación y el esfuerzo constante la ayudaron a avanzar. Cada vuelo mejoraría el anterior.

Y llegó su momento: la benjamina de la saga despuntó y destacó como una de las mejores del mundo en fluir como el viento soplando ladera abajo. Derritiendo con el roce de su aliento cada surco del blanco impoluto.

En casa, como personificación del viento fue la segunda, pero para nosotros fue la primera en muchas cosas: primera mujer, primera española, primer bronce, primera olímpica,...

Acaparó todas las atenciones. Aquella sonrisa de ángel con ojos tristes mostraba medallas y logros sin límite. Fue su época más blanca....

Pasó el tiempo y muchos la olvidaron. Se enfrascó en llevar una vida normal, cuando volverse normal después de aquello era tan complicado...Familia, hijos, retirada,...todo demasiado normal. El triunfo a ojos del público la había abandonado y quién sabe, si ella sentía que la vida ya no era suficiente triunfo para lo que se había acostumbrado.

Su maestro también se marchó. Como en una bajada sin control, acabó por pararse su pulso. Y ella ya no volvió a ser la misma.

Su inspiración se había roto como una brújula en medio del desierto...Tocaba inspirar a otros pero ahora, la tristeza de sus ojos sí que era la protagonista de sus gestos: el marco de aquella cara de niña a la que el tiempo había olvidado.

De repente, nada. Sólo recuerdos de promesas incumplidas. De logros olvidados. De instituciones que explotaban para obtener resultados y que luego daban la espalda. Nada...

Un día subió a una montaña que no era blanca. Y ya no bajó. Se quedó allí, inerte, en la soledad de la altura. Sola. Quién sabe si añorando otra etapa, a otra gente o sólo preocupada por si tendría que comprar una lavadora nueva. Nunca lo sabremos...

Lo que sí sé es que la recuerdo. Y que la recuerdo siendo yo muy niña y admirando a la joven blanca de viento y sonrisa angelical, mostrando los metales que colgaban de su cuello. 

Yo no la había olvidado...Es cierto que confesándolo no puedo cambiar nada, aunque tal vez a ella le guste saberlo, allá donde esté. Así que, por si acaso, lo expreso. Pues es una realidad que el viento... se cuela por todas partes.

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martes, 3 de septiembre de 2019

EL PLAN UNIVERSAL

Cuando les miro sólo veo posibilidades, crecimiento sin límite,...

Veo su energía, con sus luces y sus sombras, y sólo me llega AMOR...

Él, tan entendido para su edad. Tan fuerte y, a la vez, tan sensible...Tan hermoso.
Dan ganas de no dejarle seguir creciendo. Pero lo hará...Y será protagonista de cosas increíbles, tal y como auguró el día de su nacimiento...

Ella, toda destello. Con la risa de niña dulce y su porte adolescente. Tan mayor...tan bonita por dentro y por fuera, con todo ese deseo de comerse el mundo. Sólo quiere ser. Encontrar su lugar. Observa, opina, participa,...y su luz lo inunda todo. Sin duda, ES. La dejen o no, ES. Y su intuición, su valor y todo ese amor que se mueve a su alrededor como un satélite familiar, le permitirá ser mucho más.

Ya son increíbles. Y no tienen techo.

Miro a mi hermana y la veo valiente. Con miedos, pero siempre adelante. La miro como la artífice, junto a él, de semejantes milagros. Y veo en sus actos el esfuerzo, el instinto de la loba. Y le doy las gracias por ofrecerse a ser el canal de paso, hacia el mundo, de estos tesoros incalculables.

Observo a la Tierra, la madre de todo. La que marca los ciclos y a la que nos conectamos sin remedio. Y siento todo su dolor...La observo, también, y me palpita la vida al ritmo de la esperanza, porque el planeta que a ellos les ofrezco es un poco más triste y menos bello que el que se me ofreció a mí. Quizá no lo cuidé lo suficiente...

De pronto, les veo ahora y considero que ellos son lo bello. Que esta camada de lobeznos, con otras hermosas camadas, serán capaces de darle la vuelta a todo. 

Capaces de todo...

Me planteo si el Universo tiene para nosotros un plan de selección natural...Y estoy convencida de que ellos, ya antes de nacer, lo han superado.




jueves, 22 de agosto de 2019

EL SUEÑO

Soñé que mi casa ardía, pasto de las llamas. Soñé que todo aquello que ayer me devolvía la imagen colorida de su silueta, hoy se teñía de rojo y me explotaba en la cara.

Por cada puerta de acceso a una estancia, mi casa me escupía una bola incandescente.

Mis piernas se abrasaron, mis manos se derritieron y mis ojos se secaron, fundiéndose los párpados sobre las cuencas vacías.

Podía sentir el calor y escuchar el lenguaje del fuego: estallidos, chasquidos, repiqueteos, rugidos,...el monstruo me hablaba de frente. Desde dentro...

No pude más que fundirme en su abrazo destructivo, rindiéndome a una virulencia y supremacía magníficas....Me consumí.

Fue entonces cuando pensé en el amor que tenía y debía a aquella casa...y de mí brotó agua. Fluí como un río caudaloso que inundaba cada estancia. Desde mis cenizas, las lágrimas previas cobraron fuerza. Me volvía agua, catarata de vida.

Tomé conciencia de mi nuevo estado e imploré lluvia. Me expresaba desde la impotencia del que todo lo pierde: sin miedo. Desde el amor incondicional a aquel suelo que hasta hace nada me albergaba: sin miedo. Desde el agradecimiento por haberme acogido tanto tiempo y por todo lo que se estaba moviendo para su salvación: sin miedo.

Y la lluvia llegó. 

Todo aquel agua brillaba como plata fundida y avanzaba coloreando, a su paso, lo que se había vuelto ya gris y yermo.

Un único pensamiento lanzado desde el amor y agradecimiento más infinito y profundo: "Agua, lluvia, río, cascada, laguna,...Agua"...

Y el milagro se obró.

domingo, 11 de agosto de 2019

DRAGONES EN EL MONTE.

Otra vez. Una vez más. Tanto daño...

La noticia me llega como un eco, como algo a lo que me resisto a prestar atención:"Será exageración", me digo. Pero no lo es....

El chasquido de las llamas hace daño. Como una cuchilla que corta, sin anestesia, la piel que recubre el alma y el recuerdo. El corte reabre la  carne rosada, fresca, recién cicatrizada. Y la memoria se desangra. Otra vez...

De nuevo, soldados que trabajan a lomo quemado, con la adrenalina palpitando en la sién, arriesgan su vida para calmar a un dragón que escupe al monte sin piedad: solos ante el monstruo por la mala gestión de quienes dirigen su ejército y por la irresponsabilidad. Otra vez...

La Tierra aúlla de dolor, quemada como bruja castigada por la Inquisición. Torturada por nada. Por ser como es. Otra vez...

Y volvemos a mirar al cielo. A pedir que las lágrimas de impotencia se transformen en lluvia y que Eolo permanezca tranquilo, en Eolia, por unas horas.

Pachamama cierra sus ojos, secos de dolor por tanto desprecio, mientras susurra: "Esto es lo que queréis..."  Y a mí me avergüenza implorarla. Otra vez...

Pájaros de agua con humanos al mando se acercan al fuego como Ícaro al sol, en una lucha descarnada contra aquél dragón.

Algo se hiela por dentro cuando el monte arde. Tanta negra muerte tras el rojo infierno. Tanto daño. Otra vez...


domingo, 30 de junio de 2019

CAROLA

Ser valiente no significa no tener miedo.

Ser valiente es saltar por encima de quien te mantiene contra las cuerdas, cuando la presión del miedo se convierte en adrenalina.

Eso es Carola.

Carola estaba en su casa. Con su dinero, con su familia, con sus cosas,...y un día tomó los mandos de una nave y la convirtió en el refugio flotante de cuarenta personas.

Podía haber estado, como todos nosotros, sentada en su sofá viendo en las redes morir gente que huye hacia ninguna parte, pero decidió que no.

Carola le dio un nuevo significado a la expresión "raza aria". Nos cambió el concepto.

Decidió que ella, siendo rica, blanca y alemana, no iba a permitir que nadie le dijera que no se podían salvar cuarenta vidas sin rumbo. Nadie.

Después de una espera asfixiante como una garra presionando, decidió que ya no era necesario seguir pidiendo permiso. Que el permiso ya lo habían dado esas cuarenta madres que habían parido a esta gente y que les habían soltado al mundo para vivir. No para morir en vida.

Treinta y un años y cuarenta y ocho horas de espera. Treinta y un años y toda su energía puesta en un desafío burocrático internacional. Treinta y un años para dar cuarenta oportunidades e intentar reparar cuarenta vidas rotas. Y así, de repente, la historia nos da la vuelta.

Algunos dicen que traficaba con personas. Traficar es llevar a cabo operaciones comerciales. Y comerciar es obtener beneficios mediante compra, venta o intercambio.

Carola no intercambia nada. Carola tiene y con lo que tiene, hace. Mejora el mundo.

Le ha lavado la imagen a un país cuadriculado, duro, con un pasado oscuro. 

Saltando por encima de quien la aprieta contra las cuerdas, siendo mujer, ha atracado en puerto para cambiar las cosas. Y así, de un plumazo, nos ha demostrado que los nazis hoy, son otros.


domingo, 23 de junio de 2019

LA NUEVA CAPERUCITA

Me sentaría frente a ti y te abrazaría con los ojos, porque con el alma ya lo he hecho. Ni siquiera usaría mis brazos, pues tu cuerpo para mí es sagrado y un abrazo sin tu permiso no procede. Decides tu. Controlas tu. No dejes de creerte eso.

Yo he salido a la calle a gritar por ti. Por tus derechos. Por los míos. Por los nuestros...

He llorado de rabia cuando te han pisoteado sin reconocerte como víctima ni como ser humano.

He pensado en tu coraje, en tu capacidad de aguante y tu valor. En la presión de la incertidumbre entre bajar la cabeza otorgando con el silencio o luchar por tus derechos, que habían quedado desnudos y heridos para siempre en el portal de un edificio. 

He pensado en los tuyos. En tu madre y su dolor, con la imagen del bebé que albergó en su interior, que parió con valentía y que un día cupo en sus brazos, vapuleada y humillada. Porque una extensión de su carne ha sido violada en bucle durante dos años. Sometida al escarnio público, a la mofa de los "hombres de la justicia", y a la de las hienas carroñeras...

He pensado en tu padre y su impotencia, porque a la pequeña que protegió y consoló de sus primeras caídas, la habían dejado tirada. En su morderse la lengua en el trabajo para no matar a nadie. En sus dudas, sus miedos. En sus noches sin dormir.

También en tus amigos íntimos. Callados. Observando. Escuchando tus lamentos, esperando por una sentencia justa. 

Y en los menos amigos. Aquellos que se habrán alejado por tu "comportamiento sucio". Los que también te han juzgado y te han dado la espalda.

Me he preguntado cuántos juicios paralelos más habrás tenido que soportar. Sola. Fuerte. Inamovible.

He imaginado noches de llanto amargo al irte a dormir, sobre la misma cama donde no hace tanto descansaban muñecas.

He sentido desde aquí la rabia, el dolor de la injusticia, la inquisición absurda...y también he llorado.

Necesito darte las gracias por el precedente que ha sentado tu resistencia.

Ya no volverás a ser la misma. Nunca más. Pero te aseguro que nosotras tampoco. 

Gracias por no rendirte.

Quisiera prometerte que se acabó, que no hay más, pero eso no puedo hacerlo. Lo que sí puedo jurarte es que has sido parte importante de la historia de este país y que has mejorado el final del cuento.

Que estos lobos ya no se comen a las niñas, porque esta Caperucita se ha mantenido firme peleando hasta mandarlos a la perrera. 

Creo que la propia Justicia se ha quitado la venda para mirarte a la cara y darte las gracias mirándote a los ojos. Ella también te abraza...

domingo, 28 de abril de 2019

HOY...ES MAÑANA

Tengo la sensación de que hoy se decide algo importante. Me pasa siempre, desde hace unos años, que cuando llega este día me acuerdo mucho de los que no están.

Miro atrás y veo lo que nos ha dado su historia. Me acuerdo de los que lucharon por nosotros, arriesgándose cuando una dictadura no permitía opinar. Ni discrepar...Ni respirar...De los que vivieron el cambio en primera persona y me incluyeron en él. Hasta que se fueron. Y el cambio quedó flotando inerte, como si de alguna manera hubiera dependido de ellos.

Me acuerdo de los que trabajaron desde niños. De aquellos a los que sacaron del colegio para darle sustento a sus padres y hermanos. Aquellos a los que les robaron su infancia por la jodida mala estrella de haber nacido pobres.

Recuerdo, también, cómo me contaron que esa historia se hizo bucle generación tras generación, y cómo la idea de plantearse tener educación era una utopía.

Me acuerdo de los que iban a votar, fijándose bien en la insignia del partido que, por fin, reconoció su derecho a cobrar por el trabajo de toda una vida. Sin saber leer...ni escribir...pero dando su voto con fe y agradecimiento, confiando ciegamente. Como el náufrago que, preso del pánico, se agarra al tablón.

Me acuerdo de mí misma, de muy niña, presenciando en la tele, en nuestro único canal, el ensañamiento de un hombrecillo ridículamente brillante con un animal imponente e indefenso. De cómo ciertas tardes, en hora taurina, se me permitía ver a un animal sufriendo mientras intentaba tragarme la merienda, que no bajaba. Y de cómo mi cabecita daba vueltas intentando justificar aquello. Aún hoy no puede hacerlo.

Me acuerdo de los gritos de las monjas hasta mearme encima en el colegio, por no saber ser lo suficientemente mártir a la hora de pedir disculpas. Y de recibir coscorrones con el sello de un anillo parroquial, por no apartarme cuando me tomaban una foto el día de mi comunión y estar ocupando el caprichoso paso del cura. Como si recibir el cuerpo de Cristo te dotara de sensores traseros....

Me acuerdo de la primera vez que voté y de cuán lejanos me parecían los problemas de este país entonces.

Me acuerdo de cuando votaron mis hermanos pequeños. Y de la tradición de ir en piña a ejercer nuestro derecho y deber. Muchas veces con dudas porque lo teníamos ya todo y la política ya entonces consistió en empezar a arrebatarnos.

Hoy se juega mucho...demasiadas cartas sobre la mesa, jugadas en un póker lleno de faroles...no queda otra salida que encomendarme, que elegir, ahora que aún puedo.

Por todos aquellos que no están y que, de alguna manera, me regalaron sus historias para que hoy no quiera volver atrás. Por mí misma porque, como ellos, necesito creer en algo.

Porque en este país, aunque a veces se esfuerce en olvidar, debe existir la memoria.

Y por los que vienen detrás, a quienes deberíamos incluir en nuestra historia.




domingo, 21 de abril de 2019

TIEMPO

Tiempo para pensar. Para escribir. Para aburrirse.

Tiempo para reencontrarnos. Para observarnos por dentro.

Tiempo para reflexionar en la vida que llevamos y en si queremos llevar otra.

Tiempo... El que hemos malgastado anteponiendo los deseos de otros. El que ya no vuelve. El que dejaste en una discusión, un beso, un dolor,...

El tiempo que compartiste con amor. El que fue correspondido y el que no...

El tiempo que se consume como la ceniza de un cigarro y que nos deja claro que no somos los de ayer. Ni siquiera los que se acostaron anoche en esta misma cama. Ni los de hace un rato.

Necesitamos tiempo. Nos pasamos nuestra existencia pidiendo créditos de tiempo a la vida. Como si fuera eterna. Como si naciéramos con el sello de una garantía contabilizada.

Tiempo. Dame tiempo para reponerme. Necesito tiempo para descansar. No tengo tiempo. NO-TENGO-TIEMPO...Dejarnos convencer por esta falacia y su trampa. Usar como propias las palabras que, por derecho, sólo pertenecen al moribundo o al sentenciado a muerte...y repetirlas como un mantra. Sentenciándonos. Desahuciándonos en vida...

EL ABRAZO

Hoy me he sentado a observar. Simplemente a observar...

Sentada en la terraza he mirado al cielo estudiando la dirección del sol y esperando disfrutar de su caricia en mi cara, pero han aparecido las nubes.

El viento las deslizaba suavemente sobre mi cabeza, ocultando el rostro del sol, pero sin dejarlas descansar en su viaje de ida.

Se mueven, se deshacen, incluso se desprenden. Tienen el poder de tornar el aire en frío pero, si dejan respirar al sol, éste me calienta los hombros como el abrazo añorado de un buen amigo.

Continúa soplando el viento. Ora intenso, ora leve y riguroso, arrebatando el dominio al sol, siempre acompañado de aquellas formas de espuma blanca y algodón desmadejado. Vuelvo a sentir el frío desangelado en mis hombros, como si ya nadie me abrazara.

Me encojo doblando las piernas contra el pecho y trato de pensar en mi abrazo. En el calor que produce en otros mi abrazo. Y considero que debo retroalimentarme de esta energía gratificante del abrazo de mi mejor amiga...Es así como, por arte del amor propio, vuelve a asomar el sol.


jueves, 17 de enero de 2019

TIEMPO DE...

Nos pasamos la vida posponiendo, quejándonos de la falta de tiempo.

El trabajo, la compra, los pagos, los niños,...nunca hay tiempo.

No quedamos, por el tiempo. No hacemos deporte, por el tiempo. No cocinamos, porque en el super nos venden tiempo envasado. Pero nunca es suficiente....

Un día, sin más, alguien te cuenta que uno de los tuyos no está bien. Que la incertidumbre de la pesada espada de Damocles planea sobre su cabeza. Y paras...Piensas en qué has hecho con tu tiempo y en todo lo que te queda por hacer. Piensas en el tiempo de la otra persona, en la distancia que te separa de ella y en la frustración de no haber compartido más. Porque es ahora, en su momento más difícil, cuando te das cuenta de cuánto la aprecias, y sabes que decírselo no viene a cuento. Puede que suene más a un consuelo propio y egoísta que a una declaración sincera. Y te callas...aunque lo estés gritando por dentro.

Es entonces cuando te ves llorando su drama (empatizar, lo llaman) y necesitas parar a vomitarlo en un papel. Y así, sin darte cuenta, empiezas a escribir de nuevo.

Sucede que, de forma inesperada, de repente hay tiempo. Un tiempo para no rendirse al dolor y agradecer que estamos vivos. Un tiempo para soñar con el fin de los malos días y con la fe de nuevos comienzos...