sábado, 5 de octubre de 2019

CONEXIONES...

No sé cómo explicar ciertas conexiones...

Tengo la teoría, cada vez más firme, de que todo pasa para algo y que todo lo que encuentras en tu camino es una hermosa (o no) CAUSALIDAD. Sólo tienes que aprender a mirar...

Cuando una visita un sitio nuevo procura inmortalizarlo todo con la cámara, pero nunca se obtendrá la fuerza del propio prisma. Lo que te emociona no lo capta un objetivo...Momentos de conexión inmediata que se quedan para siempre en tu ADN...Simplemente magia...

Desde la ventanilla del bus miraba pasar ante mí la vida en las afueras del Cairo. Todo tan parduzco, tan cubierto de polvo, viejo, descalabrado,...alcé la vista y distinguí a una niña en la azotea de su casa. Nos separaba cierta distancia, pero podía verla apoyada en su muro, sosteniendo su móvil. Quizá grabándonos al pasar.
Estaba aislada del mundo por un momento. De ese mundo en el que se avisa de que la niña ya no lo es, marcándola para siempre con un hiyab para delimitar su rostro y, quién sabe, tal vez su vida.
Al pasar ante ella nuestras miradas se cruzaron...levantó la vista de su pantalla para mirarme directamente a los ojos...me obsequió con el presente de una sonrisa a la sombra de su pañuelo y me siguió hasta donde su vista alcanzó. Inexplicablemente, su entorno para mí, cobró luz...Conectamos...

Paseando en calesa por las calles de Aswan, en una de sus noches donde apenas se duerme, un grupo de niños saludaba desde la puerta de un comercio: dos niñas lanzaban besos y daban saltitos emocionadas y un niño esperó a nuestro carruaje para correr hacia mí con su mano extendida.Sólo quería tocarme..sentir el tacto de aquella personita, su mano tan mugrienta y cargada a la vez de aquella energía tan limpia...fue un chispazo que me trasladó a mi lado más humilde. Sólo quería tocarme...No eligió otra calesa, ni a otra persona. Me eligió a mí. Y conectamos....

Intentando abrirme camino en el mercado del Cairo,evitando las miradas y los comentarios de los vendedores, alcancé a distinguir cómo un hiyab se giraba justo a mi paso. Se aparcó ante mí la caricia de una mirada...Sonreía. Era sólo una niña...sentí deseos de quedarme allí clavada sonriendo. De estrechar sus manos sin hablar...Pero la marea humana me arrastró y su sonrisa, techada por su mirada, me siguieron cuidadosamente. Un halo de ternura en medio del caos. Un regalo inesperado. Conectamos...

De camino a mi alojamiento un niño me aborda para que le compre. Me niego. Me sigue hablando, insistente, hasta que me hace reír. Me dice que soy muy guapa y me regala una pulsera. Intento devolvérsela, no la quiero. Me pide que sonría y, cuando lo hago,me dice que ya le he pagado. Me espera desde arriba para decirme adiós agitando los brazos. Me grita: "¡A la vuelta!", y algo en mí vibra con fuerza porque reconozco esa sensación: conectamos...

Nada de esto podía haberlo captado una cámara. Nada. Habría conseguido una imagen difusa y lejana de una niña que sí inmortalizaba el momento; una imagen movida de un niño agarrando mi mano; una imagen de una cara hermosa entre tantas otras; una imagen de la pobreza disfrazada de amabilidad superviviente;...pero ninguna de esas instantáneas, explicarían el lenguaje de sus miradas o el chispazo de nuestros encuentros.

La magia no se puede explicar con nada...vivirla sólo es posible cuando tienes los ojos preparados para ver. Los ojos del alma...

Aceptar los contrastes; no juzgar; mirar con el corazón aún sin palabras...Conectar desde el Amor con otro ser humano y expandir esa vibración...Agradecer. Compartir. Eso es hacer magia...

Me fui a Egipto ya preparada para dar este paso. Ahora que he vuelto, el camino sigue hacia mi interior...en total expansión hacia mi centro. Pero siempre habrá cabida en este camino para compartir. Así que si quieres, sólo si quieres, hacemos algo de magia, y conectamos...



1 comentario:

  1. Simplemente GRACIAS, por compartir y hacer que en cada párrafo pueda ver y sentir como si estuviese allí contigo. Yo he conectado.

    ResponderEliminar