Tiempo para pensar. Para escribir. Para aburrirse.
Tiempo para reencontrarnos. Para observarnos por dentro.
Tiempo para reflexionar en la vida que llevamos y en si queremos llevar otra.
Tiempo... El que hemos malgastado anteponiendo los deseos de otros. El que ya no vuelve. El que dejaste en una discusión, un beso, un dolor,...
El tiempo que compartiste con amor. El que fue correspondido y el que no...
El tiempo que se consume como la ceniza de un cigarro y que nos deja claro que no somos los de ayer. Ni siquiera los que se acostaron anoche en esta misma cama. Ni los de hace un rato.
Necesitamos tiempo. Nos pasamos nuestra existencia pidiendo créditos de tiempo a la vida. Como si fuera eterna. Como si naciéramos con el sello de una garantía contabilizada.
Tiempo. Dame tiempo para reponerme. Necesito tiempo para descansar. No tengo tiempo. NO-TENGO-TIEMPO...Dejarnos convencer por esta falacia y su trampa. Usar como propias las palabras que, por derecho, sólo pertenecen al moribundo o al sentenciado a muerte...y repetirlas como un mantra. Sentenciándonos. Desahuciándonos en vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario