domingo, 21 de abril de 2019

EL ABRAZO

Hoy me he sentado a observar. Simplemente a observar...

Sentada en la terraza he mirado al cielo estudiando la dirección del sol y esperando disfrutar de su caricia en mi cara, pero han aparecido las nubes.

El viento las deslizaba suavemente sobre mi cabeza, ocultando el rostro del sol, pero sin dejarlas descansar en su viaje de ida.

Se mueven, se deshacen, incluso se desprenden. Tienen el poder de tornar el aire en frío pero, si dejan respirar al sol, éste me calienta los hombros como el abrazo añorado de un buen amigo.

Continúa soplando el viento. Ora intenso, ora leve y riguroso, arrebatando el dominio al sol, siempre acompañado de aquellas formas de espuma blanca y algodón desmadejado. Vuelvo a sentir el frío desangelado en mis hombros, como si ya nadie me abrazara.

Me encojo doblando las piernas contra el pecho y trato de pensar en mi abrazo. En el calor que produce en otros mi abrazo. Y considero que debo retroalimentarme de esta energía gratificante del abrazo de mi mejor amiga...Es así como, por arte del amor propio, vuelve a asomar el sol.


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