(...)
Las palabras elogiadas no son las mías. Me siento confusa y avergonzada.
Las voces de mi cabeza...esas que me prohíben confesarle mi amor, las que me obligan a seguir con esta vida y boicotean mis ideas convirtiéndome en rea de mis miedos, quizá me están ganando la batalla.
Hasta ahora sólo sonaban en mí, pero empiezan a manifestarse fuera. A controlarme. O a descontrolarme, no sé...Y convencen. Y gustan. Y enamoran...
¿Será posesión o enfermedad mental?
Podría sacarles partido pero...¿y si toman definitivamente el control?
Debería pedir ayuda. De hecho, ahora mismo, no sé cuál de ellas habla...
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