Cuando salen a la calle después de clase se encuentran a una señora contando el futuro de la gente que pasa por su lado. Nadie le hace caso pero tú te detienes a escucharla.
Escribe lo que te cuenta...
(...)
¿Pero por qué paro? Si sé que la sugestión me dominará...
La mujer, al saberse escuchada, por fin, me clava la mirada:
- Por favor, tienes que ayudarme.
Me pedirá dinero y sólo llevo los cinco euros del párking, así que musito un "tengo prisa, lo siento".
Me agarra del brazo y vomita su argumento:
- Sucederá algo terrible. Mucha gente morirá y no sé cómo evitarlo.
- Pero...¿cómo podría yo ayudarla, señora?
- Advirtámosles. Lo intenté con los trenes de Madrid, con el accidente de Spanair,...Nadie prestó atención.
- Quizá no estamos preparados. Quizá, simplemente, deba suceder. Yo misma no quiero saberlo.
- Sí que quieres...
Sin voluntad para huir, me atrapan sus predicciones. Y sin saber cómo, me veo junto a ella parando a la gente por la calle. Nadie atiende y temo parecer loca, pero soy portadora de una terrible información que, en horas, cambiará nuestras vidas...
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